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Adelgazar por salud, la alimentación es la clave para tu salud física y emocional.

Imagínese un río, que circula lentamente y su agua está turbia, con muchas impurezas, todo se acumula.

En el cuerpo humano ocurre algo muy parecido, muchas veces nos encontramos ciertas zonas del cuerpo especialmente propensas a acumular grasas localizadas, lo que se denomina grasa localizada.

A lo largo de cuerpo humano se extienden, al igual que la sangre y los nervios, unos canales de energía llamados meridianos, y por estos circula el Qi, la energía vital, como si fuera el agua de un río.

En un estado normal, la energía circula de manera fluida y sin obstrucciones, pero cuando hay una zona con inflamaciones, edemas, úlceras o incluso tumores, la energía está bloqueada y el QI no circula.

En el tratamiento de acupuntura, estimulamos el flujo de la energía para descongestionar dicho bloqueo.
Las zonas con grasa localizada suelen coincidir con las zonas del cuerpo que menos movemos y ejercitamos, como por ejemplo la zona de las caderas, cintura y los alrededores de los pectorales y dorsales, debido al estilo de vida sedentario y a la falta de ejercicios físicos.

Curiosamente, la mayoría de estas zonas se corresponden con el recorrido de meridianos de órganos como el hígado, el bazo, el estómago, la vesícula biliar y el intestino delgado, que son órganos que juegan un papel fundamental en el proceso de digestión, elaboración y evacuación de los alimentos.

Activando los meridianos de estos órganos, no solo activamos sus funciones metabólicas, sino también aumentamos el caudal de energía que pasa por estos meridianos.

Cuando el agua del río circula más rápidamente y con menos impurezas, moverá automáticamente los depósitos en sus fondos y los eliminará por la evacuación.
Estimulando los meridianos que pasan por las zonas de grasas localizadas mediante ejercicios, masajes tipo golpeteos o la acupuntura, conseguiremos activar la circulación de líquidos, sangre y energía de la zona. Quitar estas “grasas” y “rollitos” tan indeseables no resulta tan difícil, y además es un acto de generosidad para nuestro organismo.

¿Cuál es la cantidad adecuada de ingestión de comida?

La sociedad competitiva actual nos conduce hacia una actitud posesiva, pretendemos acumular más y más, incluso fuera de nuestras capacidades. Mientras seamos víctimas del consumismo, del materialismo y de la acumulación de excedencias, esta actitud nos lleva al mismo tiempo a tener un estilo de vida menos saludable.
Cuando aquí hablamos de “trabajar para vivir o vivir para trabajar”, los chinos hablan de “comer para vivir y vivir para comer”. En la actualidad, el acto de la comida ha trascendido hasta convertirse en una cultura,  un ritual,  un acto social, familiar, de negocios e incluso de la diplomacia, y es indiscutible que el saborear y degustar una comida bien hecha es uno de los mayores placeres de la vida. Pero no por ello debemos olvidar que el propósito biológico de comer es alimentar y nutrir nuestros músculos y órganos para que el cuerpo pueda cumplir nuestras actividades diarias.
Es cierto también que a veces comemos muy de prisa, sin saborear ni masticar, a veces comemos por obligación y a veces comemos por ansiedad, comemos para rellenar ese vacío, no del estómago sino del espíritu. Y cuando esa actitud de consumismo material entra en nuestro hábito alimentario, entonces lo que nos cuesta no sólo es nuestro bolsillo sino también nuestra salud.
Cumpliendo la ley del equilibrio, los médicos naturistas hablan de “comer lo justo para no tener hambre y beber lo justo para no tener sed.”, es decir, que la comida cumpla su función biológica, sin excesos ni acumulaciones.
Uno de los trucos para medir la adecuada cantidad de alimentos a ingerir en cada comida (en su justa proporción de líquidos, proteínas, hidratos de carbono, fibras y grasas), es que a la hora de su preparación imaginemos que los juntamos todos en una bola que no exceda el tamaño de las dos manos juntas con los dedos abiertos, ese tamaño corresponde justamente al tamaño de nuestro estómago.
Otro truco importante es no echar demasiados condimentos a las comidas, que intentemos conservar y disfrutar de los alimentos en sí, lo más natural posible, masticarlos y saborearlos bien. La comida es un regalo de Dios y es fruto de nuestro trabajo, así que no debe convertirse en una rutina y una obligación, sino que debemos saborearla y disfrutar de ella.
Para controlar la ansiedad, es muy importante tener un estilo de vida con horarios ordenados, con un buen descanso para que el cuerpo y la mente se encuentren en paz y armonía. Para ello es muy recomendable diseñar un plan de actividades que combinan ejercicios físicos (aeróbicos principalmente y anaeróbicos de manera puntual) y ejercicios energéticos como el Qigong o yoga y meditación.
En realidad, el proceso de adelgazamiento resulta ser una experiencia sana y agradable, nos hace comprender de nuevo nuestros hábitos, nociones y actitudes ante la vida. Con un cuerpo más limpio, ligero y sano, podemos encarar el día a día con mayor optimismo, y estar satisfechos de haber hecho un generoso regalo a nuestra salud.

 

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